Para que las palabras no sean más que una especie de contaminación sonora que se lleva el viento. Para que esas imágenes auditivas no pasen más de eso y sigan en la búsqueda de un acompañante que les de verdaderos motivos para cuestionar el fútbol, la mística, del Barcelona. Para todas esas cosas, por el Camp Nou se montó un monologo, una función, que dejó a la vista que un error (perder de local con el Rubin Kazán por la Champions) lo comete cualquiera, pero que de ahí a vivir en el meridiano de la carencia, hay un millón de años luz. Hoy goleó 6-1 al Zaragoza y es el único líder de la Liga, ya que el Real Madrid ayer empató con el Gijón.
Las explicaciones que el martillo exitismo del fútbol les bajó a los muchachos de Pep en estos días de fútbol pobretón, quedaron saldadas. Los tres goles de Keita, los dos de Ibrahimovic y el de Messi, se hicieron voz de razón para dar de baja las controversias. Es cierto que la Pulga no tuvo el brillo voraz de siempre. Venía perdiendo el mano a mano con Carrizo, pero con la picada que derivó en el 5-1 demostró que no le hace falta ningún descanso, como le prometió Guardiola.
Messi está intacto. El Barcelona volvió a deleitar a los catalanes con su rodaje vistoso. Ese que se había tomado vacaciones, pero al que se le hicieron cortas. El juicio del Kazán quedó en la historia, pero es sólo una partecita negra en el brilloso papiro que escribe el Barcelona. Las palabras se las lleva el viento. Si no golpean, que hablen, Pep...
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